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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Esencia de telefoneos y llamadas sin contestar

Te buscaba, pero ya lo estoy dejando. ¿Acaso no te basta?, ¿Acaso no me basta? Promesas incumplidas tiñen tus labios. Ni con banalidades me gusta que jueguen. Me esperaste y llegué, mas cuando estuve esperando tarde o nunca llegaste. Te amo y te odio. No sabes el dolor que con tus actos provocas. Ahogando la pena y el odio en un vaso de alcohol. ¿Algo nuevo por estos días? No, solo es lo de siempre. Hasta beber se ha hecho costumbre. Siempre quiero verte, mas no es lo que deseo. Lo pensé, y luego de nuestra suave brisa que en torbellino se convirtió ya no quiero verte más. Desaparece, hazte polvo, porque como bien tu dijiste jamás debimos conocernos. Fue todo un mal entendido, un malentendido que duró casi tres años. Nada volverá a ser lo de antes poque el olvido no es de mi porque recuerdo como fotografía porque mis heridas tienen aspirina y porque tu no llamas, y yo te espero.

Esencia del regreso de ti

Te amo y te odio, y me es difícil saberte con pocas palabras y sin tantas caricias. Aun recuerdo cuando de artesano modelaba tu figura, y la memoria de mis manos jamás olvidó algún solo rincón, porque eran aquellos los que más se empeñaba en recordar. Mi vida es un detalle, siempre me preocupé de ellos, aunque tú no lo imaginaras, aunque tú ni cuenta te dieras, aunque los demás no lo supieran valorar porque para mi invaluable es. Te maldigo roble marchito, y maldigo el día en que tus piedras me capturaron. No eres el amor que tengo, porque marchito ahora te encuentras. Puedo evitar que lluevan mis piedras, mas no puedo contener un terremoto de sensaciones cuando tu voz por fin escucho. Huele a perfume, porque aun ahora somos de universos diferentes. Te amo y te odio. Creo que jamás fuimos el uno para el otro.