Ir al contenido principal

Yerba de la verdad

Soy un simple juguete, porque a nadie le importa que tenga sentimientos (no a los que debería).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
asta a los juguetes uno le puede tener cariño. el sentimiento lo crea uno. un simple juguete puede llegar a ser tu mas grande amigo y quererlo como a nadie. :C
Anónimo ha dicho que…
No lo comprendo, los juguetes se usan... se les tiene cariño, sí, pero es una relación en desnivel, los ocupas y los desechas... o los guardas, pero nada más. Nadie quiere eso para sí mismo.
Toou ha dicho que…
.
A veces es un poco de karma. Nosotros también somos malditos, en ciertas ocasiones, y luego nos preguntamos porqué existen los malditos.
.

Entradas populares de este blog

Esencia del retorno

 Frente a la necesidad de ordenar mis ideas es que me entrego, literato, al compás de esta tinta discursiva, que aclara la complejitud de esta psique extraviada en sus propios significantes. Estoy a un paso de reencontrarme con mi esencia, y es el camino más árido que he recorrido hasta hoy, porque aun no logro conectarme con eso que está ahí, y que al parecer quiero tanto hacer, como lo que llevo haciendo hasta hoy. Avanzo en parsimonia, testificando en mi angustia el deseo de movilidad desenfrenada al que aspiro. Quiero regalarme ese entendimiento desde la paciencia, porque en esta papeleta declamo los frutos del viaje que hace un tiempo llevo en ruta, y que hoy por fin de alguna manera arriban y se asientan.

Esencia del pensamiento de locomoción troncal

Me agobia estar solo mas con nadie quiero estar. No me mires porque me cautivas de la misma forma en que luego te desecho. basta del alcohol basta de pensar basta de mi vida. Por un momento, mi vida detendría. Por un momento, mi vida, te tendría.

Yerba Nocturna

La verdad es que aun no puedo olvidarte, no debo olvidarte, te recuerdo, te reemplazo y te desarmo, rearmo en la inexistencia, mariposas en mi ser, me enamoro de tus ojos y suspiro en tu dormir. Continuar quiero, por tus manos sentir, en la cama de violentos pliegues y borrachos seres, anhelando ese beso que jamás me diste, que en tu boca dejé y que esperó por nacer, y que aunque no vino, se fue.